Han transcurrido más de cien años desde que el psiquiatra alemán Alois Alzheimer describió la enfermedad que hoy lleva su nombre. En este siglo, hubo numerosas ocasiones en las cuales se generó la esperanza de un avance definitivo en la cura de este terrible mal, pero una nueva droga milagrosa nuevamente demostró ser insuficiente para frenar la degeneración de las neuronas. El gerontólogo, doctor en Ciencias Médicas, profesor y experto del proyecto social “Demencia.net”, Kirill Proshchaev, detalló para aif.ru sobre el estado actual del tratamiento de la demencia. La demencia, deterioro sostenido de las funciones cognitivas, no es en sí misma una enfermedad sino más bien un síndrome que acompaña a una serie de enfermedades, entre ellas el Alzheimer, que representa el 60-70% de todos los casos de deterioro y pérdida de capacidad intelectual y memoria.
Lejos del triunfo
“Lamentablemente, hasta ahora no se han encontrado medios eficaces para tratar el Alzheimer, aunque la medicina ha logrado avances a lo largo de los años”, afirma el especialista. “Cada etapa nueva en la historia del tratamiento del Alzheimer trajo innovaciones, pero aún estamos lejos de lograr un triunfo total sobre esta enfermedad”. Los medicamentos modernos no curan la demencia ni el Alzheimer, pero pueden retardar el progreso del síndrome, suavizando su curso y haciéndolo menos pronunciado. ¡Cuántos mitos se han tejido en torno al Alzheimer! La abundancia de ideas falsas tan arraigadas, según nuestro experto, habla precisamente del escaso nivel de conocimiento que existe entre la gente sobre este problema y de la falta de información confiable al respecto. “Enumeraré solo dos de las ideas falsas más comunes desde mi punto de vista”, dice Proshchaev. “La primera es la convicción de que tomar medicamentos para la demencia antes de que aparezcan los síntomas de esta puede prevenir que desarrolle la afección. Pero no. Ningún medicamento para la demencia tiene efecto preventivo y se administra sólo cuando se establece un diagnóstico. El segundo mito es la supuesta existencia de suplementos alimenticios milagrosos que pueden prevenir la demencia. Esto tampoco es cierto. Si bien algunos suplementos alimenticios (por ejemplo, aquellos que contienen ginkgo biloba) pueden afectar las funciones cognitivas, mejorándolas temporalmente mientras se consumen e incluso durante un tiempo después, y también contribuyen hasta cierto punto a la formación de una reserva cognitiva, es incorrecto hablar sobre ellos como un medio para prevenir el Alzheimer o cualquier otra forma de demencia. Finalmente, el tercer error común es la suposición de que hay un medicamente que es el más eficaz entre todos los medicamentos para la demencia. No es así, porque la demencia es un paraguas que puede ocultar diferentes enfermedades, por eso el tratamiento en cada caso requiere una atención personalizada”.
Selección de medicamentos
Para comprender los mecanismos de acción de los medicamentos contra la neurodegeneración, que es lo que provoca la demencia y la pérdida de memoria, es esencial saber cómo evoluciona la enfermedad. Según nuestro experto, en el Alzheimer, por razones que aún no están claras, comienzan a producirse péptidos y proteínas anormales (beta amiloide, proteína tau), que se integran en la estructura del tejido cerebral y destruyen la interacción normal entre las células nerviosas, evitando la transmisión de impulsos nerviosos, que se lleva a cabo mediante sustancias especiales: los neurotransmisores. Las drogas modernas que están a disposición de los médicos actúan sobre estos neurotransmisores y sus receptores en las partes afectadas del cerebro, ayudando a mejorar la transmisión de impulsos nerviosos. Hoy en día, según Proshchaev, existen varios grupos de medicamentos para el tratamiento de la demencia, por ejemplo, los inhibidores de la acetilcolinesterasa y los antagonistas de los receptores NMDA. Estos medicamentos se usan en todas las etapas de la enfermedad, pero su efectividad para mantener las funciones cognitivas del paciente es mucho mayor en las etapas iniciales. En las etapas tardías de la demencia, se recetan con el propósito de retrasar la progresión de la enfermedad y el desarrollo de complicaciones, como el deterioro de la deglución.
¿La panacea?
Un enfoque prometedor para el tratamiento es lograr que estas proteínas anormales (beta amiloide y proteína tau) no se formen directamente en el cerebro. Este enfoque parece el más obvio: de esta manera, supuestamente sería posible afectar la causa misma de la enfermedad. Sin embargo, los científicos aún están lejos de reconocer a los medicamentos con esta acción como una panacea para el Alzheimer, porque, aparentemente, el mecanismo del desarrollo de la neurodegeneración es más complejo y no depende únicamente de la acumulación de proteínas anormales. De hecho, como han demostrado los estudios patológicos, a muchas personas mayores que fallecieron se les encontraron proteínas en el cerebro, pero estas personas no habían sufrido de demencia hasta el final de sus vidas. “Hasta hace poco, no existían medicamentos en el mercado farmacéutico que bloquearan la formación de depósitos de proteínas anormales. Sin embargo, en los últimos años, ha habido resultados esperanzadores en relación con un grupo de medicamentos nuevos: los llamados antiamiloides. Precisamente estos bloquean el proceso de sedimento de proteínas anormales en el tejido cerebral”, dice Proshchaev. “Pese a los resultados positivos, el uso de nuevos medicamentos está plagado de grandes dificultades: alto costo, régimen de administración complejo y efectos secundarios. En algunos países, se permitió su uso en la práctica clínica a través de un procedimiento acelerado, ya que en las primeras etapas de los ensayos clínicos mostraron buenos resultados y brindaron esperanza de efectividad. En otros países, la cuestión de la aprobación de los medicamentos para su uso en la práctica clínica quedó pospuesta. En la práctica médica rusa, aún no se utilizan medicamentos de este grupo”. Por lo tanto, la búsqueda de nuevos medicamentos contra la demencia continúa y hay razones para esperar que las nuevas investigaciones farmacológicas y el perfeccionamiento de los medicamentos brindarán una oportunidad de afectar a tiempo la causa del Alzheimer, y no sólo sus consecuencias.
No sólo con medicamentos
Sin embargo, según nuestro experto, el tratamiento del Alzheimer no se reduce sólo a la terapia farmacológica, sino que debe incluir otros tipos de atención, también sociales. “No son menos importantes la creación de un entorno terapéutico sin barreras para el paciente, la estimulación no farmacológica del cerebro y otros métodos de apoyo”, afirma el experto. Por ejemplo, un tipo prometedor de estimulación no farmacológica del cerebro es la terapia basada en la reminiscencia o terapia de la memoria. Se trata de una práctica de rehabilitación que tiene como objetivo sumergir a una persona en el ambiente de situaciones y objetos que le resultan familiares. Por ejemplo, pueden ser habitaciones temáticas en residencias para personas mayores, por ejemplo, estilizadas como la era soviética, donde a las personas se les muestran viejos programas de televisión, películas, artículos para el hogar, carteles y se les pone a escuchar música de su juventud. También se denomina terapia de la memoria a los métodos que utilizan las habilidades del paciente que fueron preservadas, incluso si el paciente no comprende el propósito de dicha terapia. Por ejemplo, a un maestro de música que aún puede tocar el piano se le puede pedir que toque, aunque quizás no comprenda el propósito de esta acción. Lo que es importante es el hecho mismo de utilizar la habilidad preservada. En cuanto a otros métodos modernos de tratamiento de la demencia, lamentablemente, hasta el momento no existen métodos de tratamiento tan significativos y eficaces, además de los que ya se utilizan. Por ejemplo, según Proshchaev, hasta hace poco se depositaban grandes esperanzas en la estimulación magnética transcraneal del cerebro, pero finalmente encontró una aplicación muy limitada. “En la actualidad, el enfoque combinado e integral se considera el más eficaz, que combina terapia farmacológica y prácticas no farmacológicas, acompañamiento del paciente, que incluye varios métodos de estimulación cognitiva y otras medidas de apoyo que necesita un paciente de Alzheimer”, concluye Proshchaev.