Todos hemos ido alguna vez a hacernos un análisis de sangre y hemos visto un cartel en la puerta del laboratorio que indica: “Análisis de glucosa en sangre: martes y jueves” (el mensaje puede variar). Esto implica al menos dos cosas: por un lado, que un análisis de sangre de rutina no mide el nivel de glucosa, por lo que es necesario un análisis aparte. Por otro, que se hayan reservado dos días a la semana (tres en las ciudades más grandes) para realizarlo es un indicio de que esta prueba de laboratorio tiene mucha demanda. Y es así: el problema de la diabetes mellitus se ha vuelto relevante en todo el mundo.
Para no acabar en el grupo de riesgo y menos aún convertirse en diabéticos, todas las personas, independientemente de su edad y estado de salud, deberían hacerse un control anual del nivel de azúcar en sangre. Pero para ello, es necesario conocer su valor normal según sus características individuales (sexo, estilo de vida, enfermedades).
Glucemia
La presencia de glucosa en la sangre se denomina glucemia. Se considera uno de los componentes más importantes de la homeostasis (constancia del medio interno).
Funciones
Funciones de la glucosa en el organismo:
- Se transforma en triglicéridos y glucógeno;
- Acumula energía metabólica para la mayoría de las células del organismo;
- Es un material vital para el funcionamiento normal de los eritrocitos y neuronas;
- Es responsable del funcionamiento del cerebro y de las capacidades mentales.
Una disminución o un aumento crítico del nivel de azúcar en sangre que no se controle en unas pocas horas con medidas para normalizarlo puede tener consecuencias catastróficas. El organismo se debilita, ya que las células dejan de recibir energía. Los eritrocitos mueren, lo que afecta negativamente al estado de todo el sistema circulatorio y, sobre todo, al corazón. El sistema nervioso central sufre. El cerebro pierde su fuente de energía y deja de funcionar a pleno rendimiento.
Propiedades
Una propiedad valiosa de la glucemia es su controlabilidad, por lo que una persona con la ayuda de la medicina moderna puede aumentarla, disminuirla o normalizarla de manera dirigida. Existen muchas herramientas para ello, desde potentes fármacos hasta una selección cuidadosa de alimentos.
Pero a menudo, esta controlabilidad lleva a una situación completamente diferente. La glucemia también se caracteriza por ser uno de los indicadores más inestables, ya que depende de muchos factores: edad, nivel de actividad física, dieta, malos hábitos, estado hormonal, sexo y mucho más. Prácticamente cualquier acción que realice una persona influirá en el nivel de azúcar.
En un estado tranquilo y equilibrado y sin enfermedades graves, la glucosa se mantiene dentro de los límites normales. En cuanto una persona come un caramelo o empieza a preocuparse, su nivel aumenta significativamente. Después de un entrenamiento o un ayuno prolongado, disminuye. En el primer caso, hablamos de hiperglucemia, que es cuando el nivel de azúcar es elevado. En el segundo caso, de hipoglucemia, que es cuando el nivel de azúcar es bajo.
Pero aunque se produzcan fluctuaciones en ambos casos, eso no significa que una persona tenga diabetes o cualquier otra enfermedad relacionada con la glucemia. En circunstancias normales, esto no se considera una patología. Por lo tanto, el valor estándar de azúcar en sangre, que en muchos países es de 3,3 a 5,5 mmol/l, es un marco bastante arbitrario que puede desplazarse en diferentes direcciones según numerosos factores sin que estos sean indicativos de ningún problema, ya que son de carácter temporal.
Actualidad
Desgraciadamente, en los últimos años el número de personas con diabetes mellitus ha ido aumentando en todo el mundo. Entre ellas, hay muchos niños, mujeres embarazadas y personas mayores. Esta enfermedad no solo empeora la calidad de vida, sino que provoca muchos problemas de salud y complicaciones. En cualquier momento puede llevar a una persona a entrar en coma y no haber salida.
El consumo masivo de comida rápida, el ritmo de vida acelerado, el estrés constante, las jornadas laborales de 18 horas y la falta crónica de sueño: todo esto hace que las personas tengan alteraciones en el nivel de azúcar en sangre desde una edad temprana. Lo peor es que la diabetes afecta cada vez más a niños y jóvenes. Para no engrosar las filas de quienes dependen diariamente de inyecciones de insulina o pastillas, es necesario controlar periódicamente el nivel de glucosa y tomar las medidas oportunas para mantenerlo dentro de los límites permitidos.
Análisis
Para saber si el nivel de azúcar es normal o si hay alguna desviación, se realiza un análisis. Para ello, hay que obtener una derivación de un terapeuta o endocrinólogo, o solicitar por iniciativa propia un análisis de laboratorio de pago.
¿De dedo o vena?
El análisis puede realizarse de dos maneras: a partir de una muestra de sangre capilar (punción en el dedo) o a partir de una muestra de sangre venosa (punción en la vena). En este último caso, los resultados son más limpios, precisos y estables, aunque para un diagnóstico inicial es suficiente con una punción en el dedo.
Hay que tener en cuenta enseguida que los valores normales de azúcar en sangre capilar y venosa no son los mismos. En este último caso, los límites se amplían significativamente, por lo que el rango es más amplio y esto debe tenerse en cuenta. A continuación, se muestran los indicadores más precisos para ambos análisis.
¿Glucómetro, bioquímica o tolerancia a la glucosa?
Existen varias pruebas de sangre que pueden determinar el nivel de azúcar.
Las principales:
- Análisis bioquímico (estándar): se realiza en el laboratorio;
- Método rápido con glucómetro: ideal para el autocontrol en casa.
Los más precisos:
- Hemoglobina glucosilada;
- Prueba de tolerancia a la glucosa;
- Perfil glucémico.
Cada tipo de prueba tiene sus propias ventajas y desventajas. Pero cualquiera de ellas mostrará desviaciones respecto a la norma, si las hay.
Cómo se realizan los análisis de azúcar, qué es lo que hay que saber para obtener resultados precisos, decodificación: todo esto en nuestro material aparte.
Indicadores generalmente aceptados
Existe un indicador generalmente aceptado que durante muchas décadas se ha considerado la norma para el azúcar y en el que confían la mayoría de los médicos y pacientes.
Nivel normal
El nivel normal de azúcar sin tener en cuenta factores adicionales es de 3,3 a 5,5. La unidad de medida es el milimol por litro (mmol/l). Si un análisis de sangre muestra desviaciones respecto a estos indicadores, esto se convierte en una razón para exámenes médicos y análisis de laboratorio adicionales. Su objetivo es confirmar o refutar el presunto diagnóstico: diabetes mellitus. Dado que la glucemia es un indicador inestable que depende de muchos factores, se aclaran las circunstancias que pueden haber llevado a una disminución o aumento del nivel de azúcar.
Permitido
Además del valor estándar (clásico, canónico), existe otro valor permitido de azúcar, que se determina dentro de los límites de 3,0 a 6,1 mmol/l. Los límites se amplían ligeramente, ya que estas pequeñas desviaciones en ambas direcciones, como demuestra la práctica, no son síntomas de diabetes mellitus. La mayoría de las veces, son el resultado de una comida reciente abundante, una situación estresante, un entrenamiento de 2 horas y otros factores provocadores.
Crítico
El límite inferior es de 2,3 y el límite superior es de 7,6 mmol/l. En estos valores, se activan procesos destructivos en el organismo que son irreversibles. Sin embargo, incluso estos límites son muy arbitrarios. En las personas con diabetes, el límite superior puede ser de hasta 8,0 e incluso 8,5 mmol/l.