La prueba de Cooper es una manera sencilla, eficaz y sin equipos para medir tu resistencia aeróbica. Te explicamos cómo hacerla y te damos las claves para interpretar los resultados.
¿Qué es la prueba de Cooper?
Es un método que vamos a analizar creado por el **Dr. Kenneth Cooper** en 1968. Descubrió que existe una relación entre la distancia que una persona es capaz de correr en 12 minutos y su consumo máximo de oxígeno (VO2 máx.). Cuanto mayor sea el VO2 máx., mayor será su resistencia aeróbica.
- A los deportistas antes de una competición, para comprobar su estado de forma.
- A cualquier persona que desee evaluar su condición física.
- A quienes se inicien en el entrenamiento, para controlar su evolución.
- A profesionales de la medicina, para valorar la salud de sus pacientes.
- A personas mayores, para conocer su nivel de actividad física.
- A empresas, para competiciones deportivas corporativas.
- Un lugar. Una zona donde puedas medir la distancia que recorres. Por ejemplo, un estadio con las pistas de atletismo señalizadas. La longitud de la pista más pequeña es de 400 metros. Puedes utilizarla como referencia. Otra opción es utilizar un reloj deportivo. También puedes hacer la prueba en una cinta de correr, que te marcará la distancia recorrida. En este último caso, inclina la cinta 1º para que el ejercicio se asemeje más a las condiciones reales: correr al aire libre es más costoso.
- Duración. Necesitas un cronómetro o, mejor aún, un temporizador, que suelen traer todos los smartphones.
- Equipación adecuada: unas zapatillas de correr y ropa acorde con la climatología. Así evitarás abandonar la carrera simplemente por una torcedura de tobillo, por congelarte o por acalorarte en exceso.
Inicialmente la prueba de Cooper estaba destinada a militares pero, hoy en día, se recomienda a todo tipo de personas que quieran conocer su estado de forma en ejercicios cardiovasculares y hacer un seguimiento de su evolución en el tiempo gracias al entrenamiento.
**Dmitri Pilyak, preparador físico del FC Dinamo de Novosibirsk**, nos cuenta que “en las últimas décadas han aparecido otras pruebas más avanzadas para valorar la resistencia aeróbica, con análisis de sangre, metabolismo y todo tipo de datos científicos”. “Sin embargo, para una valoración rápida del estado de forma, la prueba de Cooper sigue siendo la más adecuada. Es un clásico que ha demostrado su eficacia a lo largo del tiempo y su principal ventaja es su sencillez: no requiere ningún material, salvo un cronómetro.
Aunque fue creada para militares, es una prueba universal que resulta igual de útil para civiles. De hecho, los médicos también la utilizan para analizar el estado del sistema cardiovascular de sus pacientes”.
¿A quién puede ser útil la prueba de Cooper?
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Cómo hacer la prueba de Cooper correctamente
Como te habrás imaginado, el objetivo de esta prueba es recorrer (corriendo o andando) la máxima distancia posible.
Para ello, necesitas:
Nota: El día de la prueba, intenta dormir lo suficiente. Asegúrate de estar bien recuperado de tus entrenamientos anteriores. Un par de horas antes, consume alimentos ricos en hidratos de carbono y proteínas, como por ejemplo, pollo con trigo sarraceno. Justo antes de empezar, bebe un vaso o dos de agua.
No olvides que la prueba de Cooper es una prueba de esfuerzo considerable. “Es importante hacer un calentamiento”, advierte Dmitri Pilyak. “Puedes caminar, trotar un poco, saltar, hacer estiramientos. Después de la prueba, para enfriar, retoma un ritmo de carrera suave y luego estira”.