La mesa de Navidad cautiva y enamora. Pero también puede ser el motivo de problemas de salud que aparecen al día siguiente. Son pocos los que se resisten a la innumerable cantidad de comida que se prepara. Por eso, las sobras se guardan cuidadosamente en táperes y se sacan al día siguiente.
En este punto, surgen algunos peligros para la salud. El primero, la posible intoxicación. Es importante recordar que las ensaladas aliñadas con salsas tienen una vida útil muy corta: unas pocas horas. Por lo tanto, no intentes terminarlas en dos o tres días.
El segundo problema es el recalentamiento de los alimentos. Los nutricionistas advierten que recalentar los alimentos ya cocinados aumenta el riesgo de intoxicación y también puede provocar problemas digestivos, especialmente en personas propensas a una mayor producción de gases. Esto se debe a que muchos de los platos festivos presentados como sobras incluyen una gran cantidad de carbohidratos, como la patata. Cuando se enfrían y se recalientan, la estructura química de los carbohidratos cambia y pasan a ser “resistentes” a la digestión. Esto significa que permanecen en el intestino y desprenden un gas maloliente que puede causar dolor. El almidón resistente se fermenta en el intestino grueso y puede manifestarse de manera impredecible.
Por lo tanto, las personas con síndrome de intestino irritable deben evitar especialmente este tipo de experimentos de recalentamiento de alimentos.
Además, es importante tener en cuenta que, al recalentar los alimentos, hay que respetar las temperaturas adecuadas. Para evitar que proliferen rápidamente bacterias potencialmente peligrosas, es necesario recalentar los alimentos a valores de temperatura más altos. De lo contrario, el riesgo de intoxicación será elevado.
Para la elaboración de este artículo, se han consultado las siguientes fuentes:
Daily Mail
