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Pérdida de peso para adolescentes: elaboramos un plan de alimentación y entrenamiento

Según las estadísticas, en Rusia, el 7,7 % (datos) de niñas entre 12 y 17 años padecen de sobrepeso y el 1,6 % sufre obesidad. En el caso de los niños, la situación es aún más grave: 11,2 % y 2,5 %, respectivamente. La mayor incidencia se da a los 12 y 13 años, durante la pubertad. Para los 18 años, los porcentajes se reducen en todos los grupos pero de todos modos indican la existencia de un problema grave. No sorprende entonces que se le esté prestando especial atención en pediatría. Los kilos de más que surgen de la nada en esta etapa de la vida perjudican considerablemente la calidad de vida de las personas cuando llegan a la adultez.

En la mayoría de los casos, los padres intentan resolver el problema por su cuenta, pero lo único que logran es empeorarlo. Bajar de peso en la adolescencia debe hacerse de modo muy distinto a como lo hacen los adultos. No debe seguirse ninguna dieta estricta ni monótona, ni hacer entrenamientos extenuantes. De lo contrario, los niños terminan pagando con su salud.

Causas del sobrepeso

Muchos creen erróneamente que cuando un adolescente empieza a ganar peso rápidamente, se debe a las hormonas. Y si bien es cierto que la pubertad es una causa importante, no es la única. Es en esta época que se empiezan a manifestar otras enfermedades. Tampoco hay que olvidar que se trata de una etapa de maduración personal, en la que los adolescentes intentan establecer sus propias reglas en la vida, que no siempre coinciden con las normas que les impone la niñez. El resultado es que fuman y consumen bebidas nocivas más temprano, duermen poco y se obsesionan con los dispositivos electrónicos. Todo esto contribuye a problemas de peso.

Lo primero que deben hacer los padres de un adolescente que empieza a engordar es determinar por qué ocurre. Los especialistas identifican los siguientes factores desencadenantes:

  • mutaciones genéticas y síndromes cromosómicos: Prader-Willi, Cohen, Alstrom, cromosoma X frágil, seudoparatiroidismo, Down;
  • hipodinamia;
  • desequilibrios hormonales durante la pubertad y actividad sexual precoz;
  • consumo prolongado o incontrolado de determinados medicamentos (glucocorticoides, antibióticos, antidepresivos y, en el caso de las niñas, anticonceptivos hormonales);
  • trastornos del metabolismo;
  • antecedentes familiares;
  • falta de sueño;
  • enfermedades neuroendocrinas: síndrome de Itsenko-Cushing, síndrome de Chiari-Frommel, diabetes insípida, síndrome de silla turca vacía e hipotiroidismo;
  • incumplimiento del horario de sueño;
  • exceso de comida, mala alimentación, ingesta de snacks, comidas rápidas y gaseosas y, en casos muy graves, cerveza o bebidas alcohólicas más fuertes;
  • traumatismos craneoencefálicos, tumores cerebrales, hemopatías.

Antes de organizar un plan de pérdida de peso para adolescentes, es fundamental analizar en detalle su estado de salud desde el nacimiento y su estilo de vida actual. Esto permitirá centrarse en el aspecto clave y eliminar el factor desencadenante. Convengamos que es una tontería hacer que un niño pase hambre con dietas si tiene un síndrome cromosómico y, a la inversa, llevarlo de médico en médico y llenarlo de medicamentos si come en exceso todos los días papas fritas y comida rápida.

Características relacionadas con la edad

La OMS define la adolescencia como el período de 12 a 17 años (+/- 1 año). Dentro de este período, se distingue una etapa temprana (hasta los 14 años inclusive) y una posterior, la adolescencia. En general, el aumento de peso se diagnostica entre los 13 y 14 años, cuando la mayoría experimenta la pubertad. Las fluctuaciones hormonales combinadas con el desarrollo de la personalidad provocan inquietudes. Algunos reaccionan a ellas negándose casi por completo a comer, lo que deriva en distrofia, avitaminosis, extrema delgadez y anorexia. Otros empiezan a comer en exceso para olvidar sus problemas y superan el peso normal.

Entre los 15 y 16 años, la pubertad y la conformación de la personalidad se van completando. Para esa edad, los adolescentes han definido su círculo de amigos, sus pasiones y sus relaciones con los adultos. Si la crisis de la adolescencia ya se superó, se tomaron las medidas adecuadas y el exceso de peso no fue provocado por enfermedades, los kilos de más desaparecen sin problemas. Pero si el niño y sus padres no pudieron identificar ni resolver el problema en el momento oportuno y no modificaron su alimentación ni su horario de sueño, lamentablemente es muy probable que superen la mayoría de edad con un diagnóstico de obesidad (para más información sobre esta enfermedad, consultar nuestra reseña).

Para organizar un plan de pérdida de peso, deben tenerse en cuenta las características relacionadas con la edad. En la adolescencia, no solo se produce la pubertad, sino también la consolidación de muchos otros sistemas del organismo. En primer lugar, el endocrino, que es responsable de que el peso sea normal o patológico. Una dieta mal elegida o entrenamientos demasiado intensos pueden terminar alterando gravemente el equilibrio hormonal.

Por eso es fundamental que la pérdida de peso en la adolescencia esté supervisada permanentemente por especialistas: endocrinólogos, ginecólogos, psiquiatras, nutricionistas y entrenadores personales. Los motivos para consultar pueden ser desviaciones de los valores de peso normales establecidos por la OMS.

Para las niñas de 12 a 17 años (recomendaciones de la OMS)

Para los niños de 12 a 17 años (recomendaciones de la OMS)

Para personas más altas, estos datos pueden aumentarse proporcionalmente.

Manifestaciones asociadas

Las desgracias nunca vienen solas, y esta expresión refleja con exactitud la naturaleza del sobrepeso en la adolescencia. Además del exceso de peso, los padres atentos notarán otras manifestaciones poco saludables:

  • fatiga rápida;
  • hipertensión;
  • dolores de cabeza;
  • deformación de la figura (aparición de pliegues de grasa);
  • sudoración abundante;
  • dificultad para respirar durante el ejercicio;
  • hinchazón;
  • estado de ánimo bajo e irritabilidad;
  • desarrollo de complejos internos y aislamiento de los compañeros;
  • en las niñas, alteraciones del ciclo menstrual.

No hay que atribuir los dolores de cabeza frecuentes y los cambios bruscos de presión a esta edad únicamente a la pubertad. La pubertad se caracteriza por un cuadro clínico distinto; pero si 3 o 4 síntomas de esta lista se suman al exceso de peso, es hora de tomar medidas para bajar de peso con urgencia.

Alimentación

Lo primero que hay que hacer es revisar por completo todo lo que come el niño y cómo lo come. La primera regla inquebrantable para los padres y para los propios adolescentes (especialmente las niñas) es que las dietas están prohibidas a esta edad. Por mucho que muchos recursos insistan en que es necesaria una dieta baja en carbohidratos o sin grasas, no hay que creerles. La única salida es organizar una alimentación correcta, cuyos principios se conocen desde hace tiempo:

  • comer en pequeñas porciones (reglas y principios);
  • beber mucho líquido;
  • seguir una dieta variada y equilibrada;
  • la base del menú debe ser frutas y verduras frescas, carne, pescado y leche;
  • no comer en exceso;
  • comer a horas regulares;
  • no comer mucho antes de dormir.

Los nutricionistas recomiendan comer 5 veces al día, pero durante el

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