- Definición
- Causas
- Síntomas
- Clasificación
- Métodos de tratamiento
- Complicaciones
La obesidad exógeno-constitucional se divide en dos tipos: ginecoide (pera) y androide (grasa en el área abdominal y en la parte superior del tronco). Los endocrinólogos suelen realizar el diagnóstico del segundo tipo. Esta enfermedad también se conoce como abdominal (“abdomen” – “vientre” en latín), ya que la figura comienza a parecerse a una manzana debido al abdomen abultado. La grasa se acumula en la cavidad abdominal, debajo de la piel. Si se localiza alrededor de los órganos internos, esta obesidad se conoce como visceral (“viscera” – “entrañas”).
¿Qué tan grave es esta patología y se puede lograr una recuperación completa después de someterse a un tratamiento? Vamos a averiguarlo.
Definición
Por lo tanto, la obesidad visceral es un exceso de masa corporal con acumulación de grasa en los órganos internos (principalmente, el corazón y el hígado). Por el contrario, es posible que no haya signos externos de sobrepeso.
Cualquiera sea el órgano que sufra un ataque de grasa, ya no podrá funcionar por completo ni de la manera anterior. Mientras tanto, el tejido graso crece (en ausencia de medidas terapéuticas), comprimiéndolo en un anillo. Inicialmente, esto provoca numerosas complicaciones en la salud. Si no se detecta a tiempo y se llega a la obesidad de grado III, todo puede terminar en muerte.
Causas
¿Qué causas de obesidad visceral conoce la medicina en este momento? Entre los factores que provocan el desarrollo de la enfermedad se incluyen:
- predisposición genética, hereditaria;
- trastornos hormonales durante el embarazo, la lactancia, la menopausia (en mujeres);
- enfermedades del sistema nervioso: situaciones de estrés constante, psicosis, ataques de pánico;
- abuso de cerveza (en hombres) – la testosterona es reemplazada por hormonas femeninas y ya no participa en la descomposición de las grasas;
- estilo de vida sedentario: falta de actividad física, ejercicios y caminatas;
- funcionamiento incorrecto del hipotálamo;
- desequilibrio en la nutrición cuando la dieta contiene más carbohidratos y grasas que proteínas;
- comidas excesivas;
- efecto secundario después de tomar ciertos medicamentos: hormonas, antidepresivos, tranquilizantes;
- problemas con el sistema endocrino: hipotiroidismo, síndrome de Cushing;
- disminución de la serotonina (la hormona de la felicidad, que también es responsable de la sensación de saciedad).
Si la obesidad es causada por una mala alimentación y un estilo de vida sedentario (se considera un tipo alimentario), las posibilidades de recuperación son bastante altas. Aquí, una dieta balanceada y el ejercicio pasan a primer plano.
Todo es mucho más complicado con la genética y las enfermedades congénitas. Si el desarrollo de la patología está determinado por ellas, será de naturaleza crónica.
Síntomas
La obesidad visceral puede esconderse dentro del cuerpo durante mucho tiempo. Solo se puede sospechar por el aumento de peso, mientras que el abdomen y la cintura no crecen en las primeras etapas. Por lo tanto, en primer lugar, es necesario controlar el aumento de peso y no permitir que “supere” la norma. Para ello, se calcula el IMC mediante una fórmula especial: IMC = M (peso en kilogramos) / H2 (altura en metros). Si el valor supera 30, es necesario tomar medidas con urgencia.
Pero este no es el único síntoma de esta enfermedad. Otros signos también pueden indicarla:
- hipertensión;
- diabetes tipo II;
- dificultad para respirar;
- edema;
- disfunción sexual, disminución de la libido, potencia, frigidez;
- problemas cardíacos: taquicardia, isquemia, bradicardia, etc.
- problemas hepáticos: hormigueo en el área del hígado, náuseas;
- apatía, debilidad;
- fatiga rápida;
- estrés frecuente y estados depresivos;
- apetito descontrolado.
Para confirmar o disipar las dudas sobre la presencia de obesidad visceral, antes de acudir a una clínica puedes pesarte en básculas especiales para analizar la grasa. Se venden en farmacias y están disponibles en casi todos los gimnasios. Los médicos sugerirán someterse a una tomografía computarizada para ello.
Clasificación
Como cualquier otra obesidad, la visceral puede ser de 3 grados. En 1997, la OMS presentó la siguiente tabla para facilitar la clasificación:
Según la naturaleza de su curso, la obesidad puede ser estable (el peso no cambia durante mucho tiempo), progresiva (el exceso de masa corporal aumenta constantemente), residual (persistencia de fenómenos residuales después de perder peso).
Por lugar de localización:
- corazón: daño al tejido graso del saco pericárdico, lo que altera la actividad cardíaca;
- hígado (otro nombre para la enfermedad: esteatosis hepática): es peligroso debido a la intoxicación, ya que afecta la producción de bilis y la desintoxicación;
- riñones: altera la función excretora de la orina, lo que provoca estancamiento de orina, formación de cálculos, desarrollo de procesos infecciosos e inflamatorios;
- páncreas: provoca fallas en el sistema digestivo.
El diagnóstico exacto, qué órgano específico se ve afectado, solo se puede aclarar en condiciones de laboratorio mediante resonancia magnética y ultrasonido.
Métodos de tratamiento
Es muy importante comenzar a tratar la obesidad visceral de manera oportuna, hasta que los órganos obstruidos por grasa dejen de funcionar por completo. El régimen de terapia incluye:
- dieta terapéutica;
- actividad física;
- procedimientos médicos;
- medicamentos;
- intervención quirúrgica
El endocrinólogo te ayudará a desarrollar un plan de nutrición óptimo, teniendo en cuenta todas las características individuales del cuerpo. El menú debe basarse en verduras, frutas y productos lácteos. Se permite comer carne magra y pescado. Es obligatorio eliminar las bebidas azucaradas, los alimentos grasos y los carbohidratos rápidos.
En cuanto a la actividad física, es necesario encontrar un equilibrio: no excederse, pero tampoco hacer muy poco. Idealmente, caminar rápido, nadar y trotar. Los ejercicios de respiración también son útiles.
Los procedimientos médicos incluyen tratamientos térmicos, envolturas corporales y presoterapia. Estos procedimientos ayudan a eliminar toxinas y mejorar el metabolismo.
Los medicamentos para la obesidad visceral generalmente no son necesarios. Solo se recetan si la obesidad es compleja y el régimen estándar de terapia no da resultados. Por lo general, a los pacientes se les recetan anorexígenos, que suprimen el apetito.
La intervención quirúrgica rara vez se utiliza, solo en casos extremos, cuando otros métodos no producen el efecto esperado. Generalmente se realiza una extirpación parcial del estómago (gastrectomía en manga). Esta operación restringe el volumen del estómago, lo que lleva a una rápida sensación de saciedad y reduce el apetito.
Complicaciones
La obesidad visceral es una enfermedad grave que, si no se trata, puede provocar complicaciones graves, que incluyen: