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Primeros auxilios. El Dr. Petrikev revela peligrosos mitos sobre el tratamiento de quemaduras.

Las quemaduras domésticas, según la sabiduría popular, son una molestia que acecha sobre todo en verano, ya que suelen producirse al encender una fogata, hacer una barbacoa o, en la playa, por la implacable luz solar. Sin embargo, también se producen en los fríos meses de invierno, sobre todo durante la celebración de Año Nuevo, cuando las amas de casa no se despegan de la cocina y los niños juegan con fuegos artificiales. El cirujano vascular Alexandr Petrikev le explica a aif.ru cómo tratar quemaduras leves y graves.

Las quemaduras más frecuentes son las que ocurren en la cocina, ya que al cocinar hay un contacto constante con objetos calientes como las hornillas, las sartenes, las charolas para hornear y el horno. También pueden producirse cuando nos quemamos con líquidos calientes como agua hirviendo, caldo o compota recién hecha. En medio de la vorágine de las fiestas de fin de año, es casi imposible evitar quemaduras. Pero es importante no ignorar estas lesiones.

Después de todo, suelen causar un dolor agudo que hace que, por reflejo, retiremos la parte del cuerpo quemada del objeto caliente.

Por lo general, la gente cree erróneamente que puede evaluar la gravedad de una quemadura inmediatamente después de que ocurre el accidente. Esto no es así. Las lesiones térmicas tienen la peculiaridad de penetrar profundamente en las capas de la piel. Por esta razón, a veces es difícil, incluso para los profesionales, evaluar correctamente la situación al instante.

“Esto se debe a que es difícil determinar la profundidad de la lesión en los primeros minutos después de la quemadura, ya que solo se puede evaluar correctamente después de unas horas desde que ha aparecido”, explica el especialista. “Es que la quemadura tiene que, por así decirlo, “madurar” como un pollo asado en una charola para hornear calentada a escondidas”.

Por grados

El cuadro clínico de una quemadura dependerá de su profundidad, de la zona dañada y de la intensidad de las manifestaciones locales y generales.

Las manifestaciones locales están determinadas por la profundidad de la quemadura y el tiempo transcurrido desde que se ha producido. Cada grado de lesión por quemadura presenta unos síntomas característicos.

Las quemaduras pueden ser:

  • De primer grado: se caracterizan por un enrojecimiento de la piel (hiperemia). La fase de cicatrización dura entre 3 y 5 días. Durante este tiempo, se puede producir picazón intensa, sensación de tirantez en la piel y descamación.
  • De segundo grado: se forman pequeñas ampollas (vesículas). Se siente dolor al tocarlas, la piel se hincha y adquiere un color granate. La cicatrización dura de 7 a 14 días, y después la piel se desprende capa por capa.
  • De tercer grado: se caracteriza por la formación de ampollas, es decir, ampollas grandes y propensas a fusionarse. Si las ampollas se abren espontáneamente, se expone una superficie de la herida de color rojo.

Reducimos el riesgo de consecuencias

Entonces, la lesión ya ocurrió y ahora lo más importante para la víctima es calmarse y pensar cómo actuar. Aquí es importante realizar tres tareas principales:

  • Conservar la mayor cantidad posible de tejido dérmico intacto. Por eso, en los 10 o 15 primeros minutos después de la quemadura, es necesario enfriar la zona quemada: en el caso de las quemaduras de primer y segundo grado, con agua fría del grifo durante 10 o 15 minutos; en el caso de las quemaduras de tercer grado, con un apósito húmedo estéril y frío o un paño limpio. De este modo se reducirá significativamente la expansión de la quemadura a los tejidos más profundos. Además, este procedimiento reduce la inflamación y el dolor, y preserva parte del tejido.

“Es posible conservar los tejidos gracias a la sorprendente propiedad del colágeno de nuestra piel, porque si bien el calor destruye el colágeno”, explica el experto, “por el contrario, este se puede restaurar por medio del enfriamiento. De hecho, el enfriamiento local de la quemadura tiene efectos beneficiosos sobre la posterior cicatrización de la herida”.

  • Impedir que la herida se infecte. Para ello, se debe utilizar agua corriente para eliminar la flora bacteriana en la medida de lo posible. Es mejor cubrir la herida con un apósito transpirable estéril.
  • Tratar la herida correctamente. Para ello, es necesario protegerla de los efectos nocivos de diversos factores. “Para una mejor cicatrización, son adecuados los geles transpirables solubles en agua, que crean un ambiente húmedo que tiene un efecto beneficioso sobre el proceso de curación”, recomienda el experto. “Además, en el caso de quemaduras es necesario utilizar antioxidantes y componentes emolientes, que también crean un entorno excelente para una recuperación rápida. También es necesario garantizar que la cicatrización (sobre todo después de quemaduras complejas) se produzca sin que se formen cicatrices. Para ello, se deben elegir productos a base de colágeno y alantoína”.

¡Rompiendo mitos!

El tratamiento de las quemaduras con remedios caseros no solo es ineficaz sino también peligroso. A. Petrikev habla de las leyendas sobre las quemaduras que ya es hora de dejar de creer.

Mito n.° 1. Se debe aplicar inmediatamente aceite vegetal o productos lácteos fermentados en la zona quemada. Esto hará que se cure más rápido y sin dejar rastro.

La verdad. Estos procedimientos no aliviarán al paciente. Por el contrario, se forma una película aceitosa en la superficie que dificulta la circulación normal del aire. Como resultado, la zona dañada no se enfría. Se crea un efecto invernadero alrededor de la quemadura. ¡No hagas esto!

Mito n.° 2. Para evitar que la quemadura se infecte, es necesario tratarla inmediatamente con alcohol, verde brillante o yodo.

La verdad. Esto no se debe hacer. El alcohol aumentará el dolor y secará demasiado la zona quemada, e incluso puede ampliar la lesión cutánea inicial.

Mito n.° 3. La quemadura dolerá menos si se aplican inmediatamente cataplasmas con decocciones de hierbas en la piel quemada.

La verdad. No hay datos seguros sobre los beneficios de tales remedios, por lo que no se deben correr riesgos.

Mito n.° 4. Para reducir el dolor y la inflamación, es necesario aplicar hielo en la quemadura.

La verdad. Este es un error muy común. Es necesario enfriar la zona quemada, pero no con hielo. Este impide la circulación sanguínea, lo que solo ralentizará la cicatrización de la quemadura.

Mito n.° 5. El remedio más seguro, gratuito y disponible para tratar las quemaduras es la propia orina.

La verdad. Esto no es aceptable, ya que la orina puede contener microflora bacteriana que, al entrar en la herida, provocará un proceso inflamatorio infeccioso. Además, la orina, que tiene una reacción ácida, puede intensificar el dolor, por lo que es mejor olvidarse de ella para siempre.

¡Y lo más importante es prevenir las quemaduras en lugar de tratarlas! ¡Así que tómese su tiempo y tenga cuidado!

Fuente

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