Se ha hablado mucho sobre la carne roja y sus supuestos peligros, como el infarto de miocardio y el cáncer. Sin embargo, la carne roja es uno de los alimentos más consumidos en el mundo y mucha gente la consume regularmente. Las carnes son una excelente fuente de proteínas y vitaminas, especialmente del grupo B, y de minerales.
Una investigación reciente ha encontrado una correlación entre el consumo de carnes rojas y procesadas y un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. En el estudio participaron cerca de dos millones de personas. Se demostró que un alto consumo de carne roja sin procesar, como la de vaca, cordero y cerdo, y de carne procesada, como el bacon, el salami y otros, aumentaban el riesgo de padecer esta enfermedad endocrina.
Además, los científicos encontraron una correlación entre el consumo de carne de ave y un leve aumento del factor de riesgo de desarrollar diabetes.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad peligrosa que afecta a millones de personas en todo el mundo. Su avance es silencioso y a menudo las personas se enteran cuando la enfermedad ya ha afectado significativamente su salud.
Los científicos apuntan que los mecanismos exactos que relacionan la carne con esta enfermedad no han sido determinados. Se cree que podrían estar relacionados con la función del páncreas. Entre los posibles mecanismos destaca, por ejemplo, que la carne de pollo contiene un alto contenido de grasas saturadas y pocas grasas poliinsaturadas, lo que puede alterar la sensibilidad a la insulina. También se sospecha el alto nivel de aminoácidos de cadena ramificada (BCAA) en la proteína animal. Los BCAA incluyen aminoácidos como la leucina, la isoleucina y la valina. En un pequeño estudio, se encontró que la infusión a corto plazo de BCAA aumentaba la resistencia a la insulina.
Otro mecanismo está relacionado con la actividad del microbioma intestinal. Este microbioma metaboliza la colina y la L-carnitina, que son abundantes en la carne roja. Producen trimetilamina, que se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes.
La manera en que se cocina la carne también tiene gran importancia. Cuando se cocina a altas temperaturas, como a la parrilla o al fuego, se forman compuestos dañinos llamados productos finales de glicación avanzada. Pueden dañar las células creando estrés oxidativo, lo que lleva a la inflamación y a la resistencia a la insulina.
Los investigadores están convencidos de que es necesario realizar más investigaciones sobre las distintas correlaciones y teorías. De momento, hay que seguir las recomendaciones médicas y reducir nuestro consumo de carne. Por ejemplo, en Inglaterra, se recomienda no consumir más de 70 g de carne roja cocida al día. Los procesados deben evitarse por completo. En Rusia, es habitual recomendar el consumo de cantidades moderadas de carne, no más de tres veces por semana. Yo también recomendaría excluir la carne procesada.
Para elaborar este artículo se han utilizado las siguientes fuentes:
MedicalXpress