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Cómo perder peso sin dañar la salud: Estilo de vida sano + Comida sana + Ejercicio

Quienquiera que haya intentado perder peso sabe lo difícil que puede ser. Y no es por la fuerza de voluntad o por el hambre. Lo más difícil es mantenerse sano y evitar los ardores, el dolor de estómago, los mareos, los dolores musculares y una larga lista de desgracias. Con fuerza de voluntad se sale adelante, pero los síntomas fisiológicos no se negocian. Además, en la mayoría de ocasiones, los síntomas persisten durante todo el proceso de ejercicio y dieta, dificultando el proceso.

¿Qué hacer? ¿Renunciar al cuerpo deseado? ¡Ni se te ocurra! Piensa que el sobrepeso es un enemigo silencioso que día a día deteriora el funcionamiento de los órganos internos, aunque exteriormente no se manifieste. Y con el tiempo el diagnóstico surgirá por sí solo: obesidad, diabetes, insuficiencia renal, hígado graso… La única salida es adelgazar de forma saludable, y claro que es posible. Vamos a ver cómo.

Por dónde empezar

Antes de lanzarte al ruedo de los métodos, hay que preparar tu cuerpo y tu mente para el cambio de ritmo de vida que vamos a llevar en los próximos tiempos.

1. Marcar un objetivo

Define la meta fijando un plazo para conseguir tu peso deseado y el número de kilos que quieres perder. Ten en cuenta que lo saludable es perder como máximo 1 kilo por semana. Y que en esta fase es fundamental comprender una sencilla verdad: no es posible adelgazar rápido sin comprometer tu salud.

Pongamos por caso que en este momento tienes 10 kilos de sobrepeso, así que deberás tener paciencia para al menos 2 meses.

2. Buscar motivación

La motivación debe ser más fuerte que las posibles crisis de hambre o las ganas de saltarte un entrenamiento o una cita en el gimnasio. Por eso merece la pena dedicarle un buen rato. Piensa en el resultado final, en lo bien que te va a quedar tu vestido favorito, en lo elegante que te verás en bañador en la playa, lo bien que te sentirás contigo misma…

En este enlace encontrarás una serie de puntos que te ayudarán de forma definitiva a cargarte de ganas de cambio.

3. Elaborar un plan

Para que el adelgazamiento sea real y saludable, debe sustentarse sobre estos cuatro pilares: régimen, alimentación, deporte y medios auxiliares.

Por supuesto, la opción más sensata es pasar una revisión médica y, en función de sus resultados, acudir a un nutricionista y a un entrenador que diseñen planes de alimentación y entrenamiento personalizados para tu organismo.

4. Preparación física

Numerosos programas de adelgazamiento recomiendan previamente hacer un proceso de depuración del organismo. Pero en este punto es donde hay que alertar de que para nada es saludable. La inmensa mayoría de fuentes, por algún motivo, omiten que:

* Una limpieza de cualquier órgano y más del organismo en su conjunto, tiene que estar supervisada por un profesional médico y con un control médico constante.
* Los tan cacareados y de moda ayunos a base de limones y manzanas verdes, provocan un aumento de la irritación por la acidez y favorecen un aumento de la acidez.
* Laxantes, enemas y diuréticos alteran la flora intestinal y desembocan en deshidratación.

Así que no te aventures a experimentar con limpiezas caseras sin experiencia ni supervisión médica. Para perder peso de forma saludable, con empezar a reducir el aporte calórico de tu dieta habitual durante 2 o 3 semanas, eliminando productos perjudiciales de tu menú (1 al día) y aumentando la actividad física será suficiente. De esta forma irás preparando a tu organismo para el cambio que viene.

Puedes leer sobre las indicaciones, contraindicaciones, ventajas y desventajas de los procedimientos de depuración del organismo de toxinas y escorias en nuestro artículo específico.

Régimen

Muchos están dispuestos a aguantar las restricciones en la comida e ir al gimnasio, pero no a acostarse temprano, a renunciar a las horas nocturnas en las redes sociales o simplemente a controlar sus emociones. Y ahí está el fallo.

¿Qué hacer?

También en este punto pasar por una revisión para detectar los problemas que tengas y ponerles remedio. Una revisión anual de este tipo forma parte de un estilo de vida saludable.

Elabora un horario de actividades diarias y cúmplelo: a unas determinadas horas hay que levantarse y acostarse, comer, practicar deporte y descansar. Esto normalizará los biorritmos de tu organismo y le permitirá funcionar sin estrés.

La falta de sueño hace que aumente la producción de grelina (la hormona del hambre) y de cortisol (la hormona del estrés que favorece la acumulación de grasa visceral), y disminuye la síntesis de leptina (la hormona de la saciedad). Por eso es fundamental dormir lo suficiente y es recomendable acostarse antes de las 11 de la noche, evitando previamente la exposición a luz azul (televisión y aparatos electrónicos). Tampoco olvides ventilar la habitación.

Deberás desterrar los hábitos perjudiciales. Esto no solo afecta al tabaquismo y al alcoholismo, sino también a la adicción a los juegos de azar (fuente de estrés), a las chucherías, a la impuntualidad (trastoca tu horario) y a la adicción a los gadgets electrónicos.

El estrés es una de las causas más habituales del aumento de peso. Si te irritas con facilidad por cualquier tontería, busca la forma de acabar con esa hipersensibilidad: desde antidepresivos, entrenamientos autógenos, hierbas sedantes, hasta acudir a un psicólogo o psicoanalista. De lo contrario, intentarás perder peso, pero el cortisol y el sistema nervioso central te lo impedirán.

Puedes leer más sobre este problema aquí.

El aire libre es otro pilar imprescindible en la organización de un modo de vida saludable. El oxígeno es el mejor quemagrasas, por lo que hay que aportarle al organismo todo el que pueda. No desaproveches la fácil ocasión de dar un paseo antes de acostarte, de salir de la ciudad o de irte al campo todo el fin de semana.

Los procedimientos de закаливание periódicos también forman parte de un modo de vida saludable, pero deben organizarse bajo supervisión médica y de forma gradual. Aunque influyan más indirectamente en la pérdida de peso, es necesario aprender a practicarlos correctamente.

Alimentación

Si tu objetivo es perder 10 kilos, pero sin comprometer tu salud, no recurras a las dietas. Incluso la más saludable de ellas restringe grasas, proteínas o hidratos de carbono, lo que afecta negativamente al funcionamiento de numerosos órganos. Tienen sus complicaciones, efectos secundarios y desagradables consecuencias. Resulta mucho más beneficioso seguir los principios de una alimentación saludable. Pero antes de incluirlos en tu programa de adelgazamiento, vamos a ver un pequeño, pero importante, matiz.

Siguiendo una dieta correcta no vas a adelgazar, sino que vas a estabilizar tu peso y frenar su aumento. Para que se inicie el proceso de pérdida de peso, es necesario consumir menos calorías de las que gastas durante el día. Para ello, calcula tu gasto calórico diario en función de tu estatura, edad, peso y actividad física. Y reduce este límite en un 20

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