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¿En qué se diferencian los pólipos de los papilomas? Aprende a identificarlos

Las pápulas y los pólipos son crecimientos benignos de la superficie de la piel. Tienen similitudes que pueden causar confusión y llevar al error de considerarlas equivalentes. Sin embargo, estas protuberancias tienen orígenes, desarrollos y síntomas diferentes. Conocer las diferencias entre pólipos y pápulas es esencial para aplicar el tratamiento correcto y adecuado.

Diferencias entre pólipos y pápulas con sus características distintivas

Mecanismo de formación

El origen y desarrollo de las pápulas y los pólipos en el organismo tienen mecanismos diferentes. La distinción se establece al investigar las causas de su aparición: el virus del papiloma humano (VPH) y el factor genético.

El factor desencadenante es la deficiencia en la inmunidad del organismo, la presencia de enfermedades precipitantes o un desajuste hormonal.

Pólipos

La diferencia entre pólipos y pápulas radica en su localización. Los pólipos se asientan en las paredes de órganos internos y vías internas huecas recubiertas por membrana mucosa. Están constituidos únicamente por el tejido del órgano, nunca por epitelio de la piel.

Pueden aparecer en:

  • La cavidad nasal
  • El esófago
  • La laringe
  • La tráquea
  • El cérvix
  • La vejiga
  • El intestino delgado, en zonas próximas al ano
  • Las paredes del estómago

El estímulo que inicia su crecimiento es una alteración en los procesos metabólicos en un punto concreto (las mucosas) o en todo el organismo. Puede ser consecuencia de enfermedades crónicas, desajustes hormonales o alteraciones digestivas.

El crecimiento del pólipo provoca síntomas diversos. Si se encuentra en las fosas nasales, con el tiempo se dificultará la respiración del paciente y aparecerá sinusitis. Si su ubicación es el intestino, se observan síntomas de inflamación, se intensifican el estreñimiento y la asimilación de los alimentos empeora.

Su evolución es lineal, no cesa en su crecimiento.

Alcanzan hasta 1-2 cm y pueden unirse a otros crecimientos cercanos. Forman colonias. Esta patología se denomina poliposis y su tratamiento es quirúrgico, con administración de antibióticos e inmunomoduladores.

Pápulas

El VPH es el causante de las pápulas en la piel humana. Su contagio tiene lugar mediante el contacto con una persona infectada o a través de objetos de uso común. El desarrollo de estas protuberancias se desencadena cuando disminuye la inmunidad del organismo, cuando el virus entra en fase activa. Se produce después de intervenciones, enfermedades y situaciones de estrés intenso. Los pólipos y las pápulas difieren en su localización. Los primeros se sitúan en mucosas de órganos internos; los segundos, sobre la piel y en mucosas con exposición al aire.

Zonas de crecimiento de las pápulas:

  • El cuello
  • La cara
  • Las manos (muñecas, dedos)
  • Los pies (planta, talón, entre los dedos)
  • Las axilas

Las pápulas, al igual que los pólipos, son benignas y su crecimiento es indoloro. El peligro aparece cuando alcanzan 1-2 cm, ya que se lesionan.

Las formaciones del VPH crecen en zonas de roce cutáneo. Las zonas de contacto con el propio cuerpo (axilas) y la zona de dermis fina.

Su aparición responde a la fase activa del VPH. Son formaciones benignas constituidas por células del tejido de la piel en crecimiento. No revisten gravedad mientras no sufran lesiones o inflamación. El endurecimiento, el enrojecimiento y la supuración blanquecina son los síntomas de la inflamación.

Diferencias entre pólipo y pápula

El pólipo y la pápula presentan más diferencias que similitudes. La pápula es la consecuencia de la acción vírica, mientras que el pólipo surge como una respuesta a una alteración metabólica.

Característica diferencial Pólipo Pápula
Aspecto Superficial liso, redondeado y convexo con o sin pedículo. Color: desde rosado claro a rojo (según localización) Con forma de verruga o filiforme (convexa), recuerda a un mechón de tejido o a una verruga. Color: similar al de la piel o gris blanquecino (según tipo)
Localización Sobre las mucosas Sobre la piel
Sintomatología Depende del órgano donde se localiza (inflamación, estreñimiento, sinusitis, flujo vaginal) Se manifiesta cuando se rompe o lesiona
Riesgo de malignización Alto Bajo
Dependencia de la edad Predominante a partir de los 40 años Se presenta a cualquier edad
Variedades Se distinguen las planas (sin pedículo) de las pedunculadas (con pedículo) Se diferencian los tipos: acuminados, pedunculados, planos

La detección y determinación de un pólipo no es posible de manera personal. Se encuentra en el interior del cuerpo, en las mucosas, y su determinación requiere un diagnóstico instrumental. Es frecuente su localización en controles rutinarios. El tacto es la principal vía de averiguación de su presencia.

Las poliposis entrañan mayor riesgo que otros crecimientos y su localización suele ser en órganos vitales. Puede aparecer en el trayecto de los alimentos (esófago) o en las fosas nasales. Con el tiempo, aumentan de tamaño e impiden la respiración y la deglución.

Su aparición en los órganos genitales femeninos puede provocar displasias de cérvix, afectar al intestino o al estómago, donde desencadenan un tumor maligno, una úlcera.

Semejanzas entre las formaciones

Independientemente de su naturaleza o lugar de aparición, pólipo y pápula comparten una serie de rasgos comunes: surgen como consecuencia de un desequilibrio en el funcionamiento del sistema inmunitario, el sistema hormonal y los procesos metabólicos celulares.

La segunda semejanza es su carácter benigno. Estas formaciones solo comprometen la salud cuando se producen complicaciones derivadas de lesiones. Ello conlleva inflamación, supuración y crecimiento.

El tercer rasgo en común son los métodos de tratamiento. En fases iniciales, los crecimientos pueden abordarse mediante diatermoelectrocoagulación, criodestrucción, láser o radiofrecuencia. En el caso de los pólipos, se emplea con mayor frecuencia el procedimiento quirúrgico, dificultándose la intervención por su localización en el interior de cavidades corporales y el riesgo de infección.

Posibles complicaciones

El principal riesgo de cualquier crecimiento es la malignización. Consiste en la transformación de las células en cancerosas, dando lugar a la aparición de un tumor.

El desarrollo de estas patologías se complica también por:

  1. El crecimiento en colonias de las tumoraciones
  2. La rotura de las formaciones y, en caso de las de VPH, la liberación del virus del papiloma roto y la diseminación de la infección por tejidos sanos
  3. Los pólipos en el útero femenino provocan alteración del ciclo menstrual e infertilidad
  4. Las formaciones en el intestino dificultan el tránsito intestinal, favoreciendo la aparición de úlceras y estreñimiento

Su detección precoz es posible en consulta médica a través del diagnóstico del órgano afectado durante el

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