Se acercan las esperadísimas vacaciones de fin de año. Hay quienes intentan que las vacaciones sean lo más intensas posibles: esquí y patinaje sobre hielo, visitar el teatro, escapadas a las afueras de la ciudad o incluso viajes a otras ciudades. Otras personas ven las vacaciones como una oportunidad de descansar y eliminar la tensión acumulada durante el año. En este caso, el ocio activo suele sustituirse por infinitas horas tumbados en el sofá, con algo delicioso de comer y películas favoritas. ¿Puede este descanso ser perjudicial para la salud? Dmitri Simkin, médico osteópata y fundador de una clínica de osteopatía, nos lo explica para aif.ru.
El hábito de descansar en el sofá no es, por supuesto, un estilo de vida demasiado saludable. Especialmente cuando se convierte en la única opción de ocio para una persona. Sin embargo, tomarlo con moderación tiene su razón de ser. Por ejemplo, es una buena forma de “desacelerar” para quienes están acostumbrados a vivir con prisas y realizando muchas tareas a la vez. Sin embargo, es importante saber tumbarse correctamente para que el descanso no se convierta en problemas de columna vertebral y empeoramiento del estado de salud.
Así es como no hay que tumbarse en el sofá
La peor opción es tumbarse en el sofá medio sentado, con la pelvis muy desplazada hacia delante, o de lado, apoyando la cabeza en el reposabrazos del sofá. En esta postura, la cabeza se desplaza involuntariamente hacia delante, mientras que el cuello adopta una posición poco natural, prácticamente repitiendo la forma de un atizador. Esto provoca una fuerte compresión de la parte delantera de los discos en la zona cervical de la columna vertebral, combinada con una gran deformación de los mismos. Con el tiempo, este hábito provocará inevitablemente un desplazamiento de los discos hacia atrás, hacia los nervios raquídeos y el canal raquídeo, formando protrusiones e incluso hernias en el cuello, dolores fuertes y entumecimiento en la escápula, el brazo y los dedos. Especialmente si la persona ya tiene problemas de columna vertebral.
La postura tiene otro inconveniente importante. La carga excesiva sobre la zona cervical y su deformación pueden comprimir las arterias cervicales, responsables del suministro de oxígeno y nutrientes al cerebro, así como alterar el drenaje venoso de la cabeza. En consecuencia, existe el riesgo de que empeore la circulación cerebral. Como resultado, existe el riesgo de sufrir dolores de cabeza, episodios de debilidad, mareos y disminución del tono vital general. Por supuesto, en este caso, no se podrá hablar de alternar tumbarse en el sofá con un ocio más activo. La persona simplemente no tendrá fuerzas para ponerse los esquís ni para visitar museos.
Para los amantes de estar “enganchados” al teléfono
Descansar en el sofá con el teléfono, que hoy en día sustituye a la televisión para muchos, puede resultar igual de traicionero. ¿Qué postura es la más popular en este caso? El cuello se dobla en ángulo recto, mientras que la cabeza se inclina hacia abajo y “cuelga” de él con todo su considerable peso. Como resultado, en la zona cervical comienza a acumularse tensión, lo que posteriormente provoca los mismos problemas con los discos intervertebrales y la deformación de las vértebras con formación de excrecencias óseas (osteofitos).
También hay que deshacerse del hábito de estar “enganchado” al teléfono tumbado, apoyándose en el reposabrazos o en una almohada alta. En esta posición, también se comprimen las partes frontales de los discos intervertebrales. Al mismo tiempo, su parte posterior se estira, mientras que el contenido gelatinoso del disco comienza a sobresalir gradualmente hacia el canal raquídeo y a formar protrusiones. Por lo tanto, el teléfono debe mantenerse lo más alto posible, de manera que el cuello permanezca recto. Para ello, hay que tumbarse de espaldas, con la cabeza a una altura pequeña, y colocar una almohada debajo del brazo que sostiene el teléfono. Otra opción es mirar el teléfono tumbado de lado. Para ello, hay que bloquear la imagen en la pantalla para que no gire.
Existen sofás tradicionales, que son bajos y profundos, en los que es básicamente imposible sentarse correctamente, pero existen sillones y sofás tipo reclinable, en los que el respaldo se reclina y el reposacabezas sujeta la cabeza en una posición cómoda, mientras que un reposapiés especial sale por debajo de los pies. De esta manera, la persona se sienta en una postura de descanso medio tumbada, y no en postura de gamba. Su cuerpo se encuentra en una posición neutral, que es más cómoda y, en consecuencia, la columna vertebral también se encuentra en una posición cómoda, a la que se le llama posición de ingravidez. Por lo tanto, evitamos la compresión de los órganos internos, la compresión de los discos, la deformación de la columna vertebral, etc. Por lo tanto, si te gusta sentarte en el sofá o en el sillón, es preferible que no seas tú quien te adapte a los muebles, sino que los muebles de descanso se adapten a ti reclinando el respaldo, sujetando la cabeza, la zona lumbar y los pies.
El descanso en el sofá no es tan peligroso si se mantiene una posición correcta. Sin embargo, es importante alternarlo con otros tipos de actividad: paseos, practicar deporte, bailar. Esto ayudará a mantenerse en forma y a mejorar tanto el estado físico como psicoemocional.
Para los amantes de la lectura
Para los amantes de la lectura, es muy importante controlar su postura. Hay que tumbarse de espaldas con dos almohadas bajo la cabeza, de forma que la zona cervical se extienda un poco. U otra opción es tumbarse de lado con una almohada debajo de las rodillas para mantener la pelvis en una posición neutral. Y, por supuesto, el libro debe sostenerse a una altura cómoda.