Autor: goodsinfo · Tiempo de lectura: 2 minutos · 469 visitas · Publicado: 01/10/2024
Los pacientes suelen experimentar un declive de las capacidades cognitivas después de un ictus: problemas de habla, deterioro de la memoria y dificultades para realizar actividades cotidianas.
Según el “Doctor’s Portal”, los investigadores descubrieron que una persona puede comenzar a experimentar estas dificultades hasta 10 años antes de que se produzca un ictus.
Los científicos observaron a más de 14.000 personas, todas mayores de 45 años. Se hizo un seguimiento de cada participante durante una media de 12,5 años. Para los médicos, fue importante observar cómo los participantes realizaban las tareas domésticas, cuidaban de su aspecto y gestionaban sus finanzas. Además, los voluntarios se sometieron a pruebas regulares en las que los expertos evaluaron su memoria, tiempo de reacción y fluidez verbal. Los médicos también prestaron atención a la coordinación de los movimientos de sus manos.
Según sus hallazgos, las funciones cognitivas de las personas que habían sufrido un ictus empezaban a deteriorarse mucho antes del infarto. Las primeras señales de advertencia aparecieron hasta con 10 años de antelación en la prueba de Stroop. En esta prueba se le muestra a la persona un texto en el que las palabras están escritas con diferentes colores, lo que puede provocar un retraso en la reacción. Así es como los médicos evalúan la flexibilidad cognitiva.
También se observaron cambios muy notables en las puntuaciones de otras pruebas y evaluaciones aproximadamente ocho años antes. Cerca de dos o tres años antes del infarto, las personas empezaron a experimentar mayores dificultades en su vida cotidiana.
En el estudio, las mujeres (hasta el 60 por ciento de los casos) tenían más probabilidades de sufrir un ictus. Las dificultades cognitivas fueron más evidentes en las personas con un bajo nivel educativo. Además, las personas portadoras del gen APOE, que influye en el riesgo de desarrollar alzhéimer, resultaron ser más vulnerables.
Los investigadores señalan que no es el deterioro cognitivo el que provoca el ictus. Sostienen que el deterioro cognitivo está relacionado con el daño cerebral. Este daño puede acumularse con el tiempo y provocar un ictus.
Por lo tanto, los primeros signos de deterioro cognitivo no deben atribuirse al cansancio o a los cambios inevitables relacionados con la edad. Buscar atención médica a tiempo puede prevenir un ictus en el futuro.