Las mujeres, en general, toleran el frío peor que los hombres. Esto se debe a particularidades metabólicas no muy bien estudiadas todavía, por lo que sienten frío más rápido. Sin embargo, las causas de la sensación constante de frío no siempre están relacionadas con el sexo. En algunos casos, puede tratarse simplemente de una característica individual y, en otros, de un síntoma de algún problema de salud.
Es perfectamente normal que una persona sienta frío cuando la temperatura ambiente o interior es baja, cuando no lleva ropa abrigada o cuando está expuesta a corrientes de aire. Pero si la sensación de frío no desaparece ni en los días más cálidos y si no está presente ninguno de los factores mencionados, hay que prestar atención a este problema. Puede tratarse de trastornos hormonales, déficit de hierro o incluso problemas cardíacos.
1. Uno de los trastornos más frecuentes que puede provocar una sensación constante de frío es la anemia. Se produce por déficit de hierro, un microelemento que forma parte de la hemoglobina. También existe otro tipo frecuente de anemia provocada por el déficit de vitamina B12. Este trastorno suele ir acompañado no solo de una sensación de frío, sino también de síntomas como somnolencia, fatiga y cansancio. Para diagnosticar la anemia, hay que hacer un análisis de sangre para determinar el nivel de hierro y de vitamina B12. Si sus niveles están muy por debajo de la norma, es posible que no sea suficiente con cambiar los hábitos alimentarios. Puede ser necesario tomar medicamentos o suplementos que contengan hierro y vitamina B12 para restablecer sus niveles adecuados.
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2. Otra causa frecuente, pero poco conocida, de una sensación constante de frío en una persona es la aterosclerosis. Esta enfermedad se caracteriza por el estrechamiento de la luz de los vasos sanguíneos por la formación de placas de colesterol, lo que dificulta la circulación normal de la sangre. Como resultado, los tejidos y órganos reciben menos oxígeno y nutrientes. Una de las formas de esta enfermedad afecta a los vasos periféricos, responsables de irrigar los dedos de las manos y los pies. Debido a la falta de riego sanguíneo, las extremidades pueden tener una sensación constante de frío y cambiar de color, adquiriendo un tono pálido o azulado. Un nivel elevado de colesterol puede apuntar a la presencia de aterosclerosis y puede determinarse mediante un análisis de perfil lipídico.
3. Los problemas en el funcionamiento de la glándula tiroides pueden estar relacionados con la sensación constante de frío. Esto se refiere al hipotiroidismo, que se caracteriza por una producción insuficiente de hormonas tiroideas. Este trastorno se manifiesta en una fatiga intensa, disminución de la actividad física y aumento de peso. Para diagnosticar el hipotiroidismo, hay que hacer un análisis de TSH, T3 y T4 libres y también una ecografía de la glándula tiroides.
Existen otros trastornos que pueden provocar una sensación constante de frío en una persona. También pueden influir factores como el bajo peso o el estrés constante. En cualquier caso, si una persona que antes no sentía frío empieza a sentirlo incluso con calor o en calefacción, debe consultar con un médico de cabecera o endocrinólogo para que le oriente.
